Indio en Jesus Maria
Anoche, en el Anfiteatro José Hernández de Jesús María, Carlos “el Indio” Solari presentó su segundo disco solista, ante una multitud cercana a las 40 mil personas, contabilizando las que se encontraban en las afueras del escenario.
Hacía casi siete años que su misteriosa figura no se vislumbraba por tierras cordobesas. La última vez había sido en agosto de 2001, en ocasión de la presentación de Momo Sampler, el último disco de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
Esta vez, la obra que lo respalda se llama Porco Rex, y es su segundo trabajo solista tras la traumática (para los fans) separación del grupo que lideraba junto al guitarrista Skay Beilinson.
Junto a su banda de acompañamiento, Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado (integrada por Gaspar Benegas y Baltasar Comotto en guitarras, Marcelo Torres en bajo, Hernán Aramberri, Alejo Von Der Pahlen en saxos, y Ervin Stutz en trompeta y trombón), Solari desmenuzó las canciones del esperado sucesor de Bingo Fuel (2004).
Porco Rex, a fin de cuentas, es un trabajo diferente, en primera persona, intimista y confesional de un artista ícono del Rock Nacional.
Riguroso. La de ayer fue una producción totalmente independiente de las corporaciones locales y nacional del rock argentino. Desde el viernes pasado, el Indio Solari se instaló en el Holiday Inn de la ciudad de Córdoba y desde allí viajó a Jesús María, para este show que acaparó toda la atención del país ricotero.
Se estima que 40 mil personas coparon la ciudad de la doma y el folklore. El “Woodstock ambulante” o “el rock del país”, tan característico de los redondos, tuvo ayer un nuevo capítulo para agregar a la historia del rock argentino.
En un primer momento se anunció que un riguroso operativo de control iba a impedir el acceso de cámaras de la prensa, sin embargo esa cuestión se fue flexibilizando minutos antes del comienzo del recital.
De todas maneras, estas decisiones pintan la celosa personalidad de Solari, hombre misterioso si los hay entre la fauna del rock argentino. No obstante, ese empeño por mantener el mito viviente no impidieron que Porco Rex se filtrara por Internet antes de su aparición, con 180 mil copias en las bateas.
El primer tema. El cantante de enigmáticos anteojos oscuros comenzó su show con Pedía siempre temas en la radio y siguió con Ramas desnudas, dos temas de su nuevo material solista, Porco Rex.
El recital comenzó a las 21.10. Toda la escena estaba dispuesta, ataviada de banderas y remeras. Algunos grupos aislados insistieron con bengalas y petardos. El escenario tuvo una puesta austera, contó con una pantalla gigante detrás del baterista, que proyectaba imágenes alusivas al relato de las canciones. La pantalla se extendió hacia sus costados cuando empezó a sonar Martini y Tafiroles y el show empezó a facturar espectacularidad.
El Indio, manso, apenas mostraba la elasticidad como showman de otros tiempos. Pero de inmediato le dedicó al público dos temas de los redondos, La hija del fletero y Tarea Fina, generando las primeras explosiones en el público, los primeros karaokes de la noche. En esos momentos agradeció al público mientras las pantallas por fin tomaban lo que sucedía arriba del escenario. La “bata” amplificaba y el recital empezaba ser histórico.
La lista siguió con Mientras tanto el sol se muere, pieza dedicada a su mujer en el último disco. Luego llegaron Porco Rex, Bebamos de las copas más lindas y Un ángel para tu soledad, hasta que llegó el intermedio. Cuando volvió, empezó a tocar Nike es la cultura, pero paró la canción a la mitad para retar a un pibe del público que arrojó una zapatilla al escenario.
Mientras, el cielo plomizo de la noche derramó algunas pocas gotas frías, a una olla hirviente del más poderoso de los rock vernáculos.
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